En el ático en Cullera, la reforma del apartamento ha permitido generar estancias mucho más amplias, con tres dormitorios dobles – baño y vestidor incorporados en el principal -, estudio, baño, aseo, salón comedor, cocina con isla, lavadero y terraza.

Para ello, se ha dedicado uno de los dos apartamentos a la zona de día y el otro, íntegramente, a la zona de noche, con los tres dormitorios dobles. Así, se ha logrado esponjar la distribución previa, eliminando piezas y tabiquería, para dotar de mayor amplitud al conjunto. De dos viviendas con doce piezas en total se ha pasado a un hogar homogéneo, con siete piezas, pero de mayor tamaño y funcionalidad.

Nuestro principal reto ha sido generar una vivienda con un orden y un funcionamiento apropiados, con una distribución completamente nueva, adaptándonos a la geometría y a la posición de los pilares y de las ventanas que existía previamente. Nuestro trabajo consiste en resolver ese puzzle y lograr que, en la reforma del apartamento, todo tenga sentido.

En el dormitorio principal se ha perseguido la integración espacial de todos los espacios que lo sirven: vestidor, baño y ducha, con el objetivo de conseguir una gran amplitud espacial. Así, mediante el uso de elementos de mobiliario que no llegan al techo y la conexión entre ellos a través de elementos con transparencias (vidrios con distintos acabados) se consigue que la luz inunde todas las estancias, percibiéndose su suma como un único espacio.

Un juego de espejos, de suelo a techo y de pared a pared, contribuye a multiplicar la sensación de amplitud de esta reforma de apartamento.

Durante todo el proceso, se han respetado los huecos exteriores, así como la posición y la carpintería de las ventanas, preservando la estructura exterior. Se ha procedido a conectar las terrazas de ambos apartamentos que ahora constituyen un único espacio exterior continuo, donde disfrutar de la vida al aire libre durante todo el año.